Cuando de habilidades profesionales relacionadas con la mercadotecnia se trata, hablar de las soft skills en marketing se vuelve totalmente necesario para tener una visión centrada del tema.
Por eso, en este artículo vamos a ir desgranando qué son, cuales son las más solicitadas o por qué los responsables de empresas las demandan con cada vez mayor frecuencia.
¿Qué son las soft skills?
Las soft skills son esas habilidades que nos han permitido relacionarnos y desenvolvernos con inteligencia dentro de nuestro hábitat, sea la familia, el colegio, la universidad o el trabajo.
Sin saberlo, siempre las hemos utilizado porque incluso en el patio del colegio había auténticos maestros en el uso de esas soft skills.
Volvamos al patio del colegio, aquel de cuando éramos niños.
El patio del colegio siempre ha tenido un ecosistema propio, con sus propias reglas, sus roles, sus épocas o sus jerarquías, donde empezabas desde abajo e ibas creciendo y subiendo en el estatus social del patio.
Comenzabas siendo de los pequeños, un don nadie, que tenía que pelear por “sobrevivir” en un duro hábitat, de ti se aprovechaban muchas veces los mayores, pero mirabas con entusiasmo la llegada del curso siguiente para escalar socialmente.
Y al final, entrabas tú también en el ciclo de la vida del patio.
Además, tenías otras preocupaciones como, por ejemplo, establecer tu lugar dentro de tu clase.
Porque en el patio, la clase era un grupo unido, un sentimiento colectivo frente a los demás, un: “somos la clase de 3º B y somos los mejores, uhhh…”
Todos a una con la clase, como Fuenteovejuna…
Incluso a los que en el aula se les marginaba eran los marginados de 3º B pero de nadie más, eran nuestros marginados, con sentimiento de propiedad frente a los demás.
Dentro de clase cada uno tenía su papel y había que saber cuál jugar en cada momento y, en muchas ocasiones, saber con quién podías o no jugártela.
Tú lo intentabas.
Sabías a quién le podías gastar bromas, en qué momento hacerlo, con quien juntarte para el equipo de fútbol o cómo pedir que te dejaran jugar, a quién no llevarle la contraria, a quién reírle las gracias, con quién no debías cruzarte o a quién no debiste mirar de aquella manera, a quién le podías pedir los deberes y cómo hacerlo, te sabías adaptar.
Ibas formando tu personalidad, ibas trabajando tus soft skills.
Dominar esas habilidades, potenciarlas, trabajarlas, conocerlas… es ahora una cualidad muy demandada por las empresas.
Quizá de pequeños lo hacíamos de forma instintiva, sin pensarlo, sin ni siquiera darle importancia, pero en el ámbito laboral hay que trabajarlas.
Si echas la vista atrás verás que desde muy joven ya trabajabas tus soft skills, entonces, ¿por qué ahora no?
Y las distinguiremos de las hard skills, las habilidades duras, aquellas que entendemos como especializadas.
Dentro de la clase siempre había uno que estudiaba mucho, alguien que dominaba el inglés, alguien a quien se le daba bien la química… pero en muchas ocasiones esos mismos no empatizaban bien con el resto de los compañeros, estaban algo apartados y, en algunas ocasiones, eran tachados de raros.
No los escogían, porque no tenían esas otras habilidades.
Las hard skills se aprenden y son fundamentales para desarrollar una determinada tarea, las soft skills forman parte de la personalidad.
¿Por qué las empresas las demandan?
No habrá muchas voces discordantes con la idea de que el mundo ha evolucionado de forma extraordinaria, sobre todo desde que en la década de los 80 empieza la difusión masiva de internet y en la década de los 90 aparece la world wide web.
Pero muchas tareas, muchos puestos de trabajo y muchas personas ya estaban establecidos desde hacía mucho tiempo en un sistema y en unos procesos monótonos que se han mantenido en el tiempo.
Y cambiar esa tendencia no es fácil, pero es necesario.
Las empresas están variando sus formas de trabajo, eliminando los procesos repetitivos y buscando a trabajadores que aporten lo que no una máquina no puede.
Antes de la digitalización del trabajo y de la sociedad tenían sentido muchos de los puestos de trabajo, de las tareas que, hoy en día, han perdido utilidad.
La fiebre por la automatización y la integración de elementos robóticos no supondrán, seguramente, una nueva era en el mercado laboral, pero sí que veremos una profunda transformación en el tipo de tareas y la forma de realizarlas.
Las hard skills se pueden codificar y, por tanto, se pueden enseñar en una empresa, en cambio, las soft skills no son técnicas, no se pueden codificar.
Están relacionadas con la capacidad de interactuar con el resto de los compañeros en la empresa e incluyen la intuición, la flexibilidad y la habilidad para el aprendizaje.
Una empresa va a solicitar con más ahínco un trabajador que solvente problemas, que dé ideas y soluciones, que aplique métodos de razonamientos inductivos y deductivos, que aporte una visión crítica y constructiva y que sea capaz de comunicar y llegar de manera original y convincente.
Ese tipo de empleados serán los que vayan ocupando los cargos esenciales en las empresas.
En el estudio "La Revolución de las Competencias 2.0. Robots abstenerse: Soluciones de Talento en la Revolución de las Competencias", Jonas Prising, presidente y CEO de ManpowerGroup señala que estamos en plena revolución de las competencias.
En un entorno en el que la tecnología está transformando las organizaciones, los conocimientos que se requieren de los equipos evolucionan constantemente, lo que dificulta encontrar el talento necesario para garantizar la sostenibilidad.
Las personas que cuentan con las competencias que demanda el mercado, capaces de aprender y adaptarse continuamente, tendrán la posibilidad de escoger dónde, cuándo, cómo y con quién trabajar.
Una condición que no se extenderá a toda la población, entre la que habrá personas con mayores dificultades para acceder al mercado laboral.
Soft skills más solicitadas en marketing
Ahora tenemos un poco más claro qué son esas habilidades blandas o soft skills.
Conviene resaltar que esas habilidades son siempre habilidades propias del ser humano, no hay máquinas capaces de tenerlas.
Seguramente en muchas ocasiones odiemos las tareas repetitivas y mecánicas, y en muchas ocasiones nos veremos superados en capacidad de memoria y de almacenamiento de información.
Las máquinas nos dejarán atrás en estas cuestiones, no podremos competir con ellas.
Por eso vamos a buscar diferenciarnos, tanto de las propias máquinas como de personas con grandes habilidades técnicas.
Sin dudarlo, recomendaríamos a una empresa buscar su sitio en el mercado, su diferencia competitiva.
Entonces, ¿por qué no lo vamos a hacer nosotros también?
Y, por supuesto, el ámbito del marketing no va a ser una excepción.
El profesional del marketing necesita una habilidad global para analizar y comprender el contexto cultural, político, social y económico en el que se encuentra su empresa.
Las soft skills están en el centro de esa habilidad para ajustar las estrategias a los cambios que suceden en el entorno de negocio y son más importantes que las hard skills en su papel de gestor y de encargado de tomar decisiones.
El top 10 de las habilidades soft en marketing
Esta es la lista de las 10 soft skills más demandadas en un profesional de marketing:
- Toma de decisiones.
- Flexibilidad, adaptabilidad.
- Trabajo colaborativo.
- Capacidad de aprendizaje.
- Capacidad para trabajar bajo presión.
- Creatividad.
- Pensamiento analítico.
- Comunicación.
- Gestión del tiempo.
- Solución de problemas.
Vamos con ellas.
1.- Toma de decisiones
Se traduce en la capacidad para resolver problemas y busca desarrollar un proceso cognitivo subconsciente a partir de los estímulos recibidos del entorno de trabajo que permita determinar qué información es relevante en la toma de decisiones o cuál de las decisiones posibles es la más adecuada.
Es una habilidad básica a la hora de anticiparse a los cambios del mercado, analizando en profundidad los problemas para tomar la mejor decisión de la manera más rápida.
¿Ya no recuerdas en el colegio cuando a tus amigos les faltaba uno para poder jugar contra los de la otra clase y te llamaban, que pocas veces lo hacían, pero en ese mismo momento veías que aquella chica, la chica, iba a tomar algo y, ¡casualidad! te decía que si ibas con ella?
2.- Flexibilidad, adaptabilidad
En muchas situaciones hay numerosas opciones y alternativas válidas.
Un profesional del marketing debe considerar diferentes maneras de resolver un problema y no permanecer encasillado en una sola forma de llegar al objetivo.
En ocasiones anteriores se pueden haber presentado problemas similares y la capacidad para encontrar nuevos caminos, para analizar decisiones anteriores erróneas, para observar los cambios y la incidencia del entorno en la manera de tomar decisiones debe permitirle maniobrar con rapidez, adaptándose a una nueva situación.
Es una habilidad innata, pero no exclusiva de uno mismo, por lo que tener en cuenta el aporte del equipo es fundamental para ampliar posibilidades.
Todos los años igual, te cambiaban de clase, de profes, a veces de compañeros, seguramente cambiaban al que se sentaba a tu lado.
Incluso te ibas a estudiar a otro colegio, cambio de barrio.
Cambios, cambios…
3.- Trabajo colaborativo
En la empresa actual un profesional de marketing no es nadie sin un equipo, sin clientes, sin compañeros, sin…
En realidad, es imposible trabajar de forma individual y si vamos a trabajar con gente debemos desarrollar habilidades sociales potentes.
Capacidad de transmitir, comunicar, empatizar, organizar, aportar, colaborar, participar…
Nadie es poseedor del conocimiento absoluto, pero podemos formar parte de un equipo que reúna el máximo.
Sin duda, estar solo en el patio era lo peor, o apartado en clase y cuando más te gustaba el día era cuando lo que tenías que hacer lo podíais hacer entre varios y te juntabas con compañeros y, además, aquello que hacíais, al final, hasta quedaba bien.
4.- Capacidad de aprendizaje
El marketing es algo vivo, el marketing digital algo muy vivo.
El profesional de marketing debe, para ser efectivo, tener la capacidad de incorporar nuevos conocimientos en su estrategia de toma de decisiones o en su proceso de creación.
Estas nuevas informaciones deben estar relacionadas con su entorno de trabajo, teniendo en cuenta las situaciones del mercado, de la economía, de la política, de la sociedad, de las tendencias.
Los cambios son inmediatos y su aplicación a la práctica debe serlo también.
El primer día, cuando llegabas al colegio, todo era nuevo, no sabías qué hacer.
No por estudiar o ir a clase, eso sí que lo sabías, sino por ese otro mundo que tenías que aprender, horarios, costumbres del colegio, compañeros…
Al principio estabas más cortado, casi ni hacías bromas, y al poco, muy poco tiempo, aquello era como tu segunda casa, conocías cada rincón, cada persona... te sentías a gusto... y lo hacías mejor.
5.- Capacidad para trabajar bajo presión
La presión se genera por los constantes cambios y retos que afectan al trabajo de marketing.
De hecho, una decisión errónea puede dar al traste con todo el trabajo.
La globalización, en concreto las redes sociales, han introducido nuevos motivos de estrés, y los profesionales del marketing deben encontrar maneras de afrontar las presiones de la mejor manera posible.
Las actuaciones diarias de un profesional de marketing pueden resultar muy estresantes, con plazos muy ajustados, presiones de los clientes, periodos de poca creatividad, toma rápida de decisiones.
Controlar todas esas variables y saber reducir su impacto negativo es una habilidad fundamental.
Los exámenes, la exigencia de los padres, amigos, profesores, la propia…
No era nada fácil.
Incluso decidir si uno iba por ciencias, letras, mixtas o qué estudios elegir porque creías que eso iba a condicionar toda tu vida también te generaba altas dosis de presión.
Pero las afrontabas.
6.- Creatividad
El marketing digital disfruta por igual del pensamiento creativo como del pensamiento analítico, afortunadamente no se entiende el uno sin el otro.
Ser creativo implica ser diferente, original y eso da la oportunidad de llegar a gente, de comunicar ideas, evidentemente, será fundamental para destacar de los demás.
El mundo digital ha multiplicado la cantidad de competidores con ideas distintas pero en tu mismo ámbito de trabajo, por tanto, es una habilidad muy a tener en cuenta.
Muchas vueltas le dabas a la cabeza para poder sorprender a ese chico o esa chica que te gustaba, qué podrías hacer para llamar su atención.
Sobre todo, qué podrías hacer para que no se fijara tanto en otros y más en ti.
La competencia era difícil, en muchas ocasiones por físico, así que tenías que recurrir a esas habilidades manuales con la pintura, la papiroflexia o atizarle duro a la guitarra.
Nunca descartaste utilizar la labia, cuánto te ayudaron esas rimas…
7.- Pensamiento analítico
El marketing digital son datos, los datos requieren análisis y sin analizar datos estamos perdidos.
Conocer el comportamiento, el cliente, las tendencias, anticipar posibilidades, elaborar estrategias a partir del análisis y anticipar sus resultados lo podremos hacer si disponemos de cifras.
A partir de ellas, sabremos no solo lo que estamos haciendo, si no qué es lo que no estamos haciendo bien.
¿Cuántos exámenes hiciste en el colegio?
¿Cuántos con el mismo profesor, bien en una asignatura o, incluso, en años siguientes, en otra asignatura?
No recuerdas cómo analizabas el tipo de preguntas, analizabas qué y cómo responder.
Y si eran tipo test… ¿no había tendencias en la colocación de respuestas?
8.- Comunicación
Cómo no disponer de una de las habilidades básicas del marketing en general y del digital en particular.
El marketing es sinónimo de comunicación.
Hasta Google la incluyó como una de las 8 habilidades básicas de un buen líder.
La capacidad de comunicar de forma adecuada, clara y efectiva es clave, tanto de forma oral como escrita.
Comunicaremos conociendo al cliente y lo haremos de la manera más adecuada para llegar a él.
Dominaremos los diferentes canales y lenguajes comunicativos, contaremos historias, cautivaremos para llamar a la acción.
Cuántas veces un error en la comunicación ha sido desastroso en los resultados.
No es lo que comunicamos, es la interpretación que los demás hacen de nuestra comunicación, y en ella muchas veces buscaremos la persuasión.
¡Comunica, que algo queda!
En muchas ocasiones leíste a Cyrano de Bergerac o, bueno no, en realidad viste la película de Gérard Depardieu y dijiste, ¡yo quiero ser como él!
Al menos en la parte en que era capaz de convencer.
E intentaste emularle con aquella chica, con aquel chico, incluso con aquel profesor o profesora cuando te faltaban solo esas décimas para el aprobado.
¡Ay! menuda espada la palabra.
9.- Gestión del tiempo
Cada vez aparecen más instrumentos que nos ayudan a agilizar los procesos de marketing, con lo que lo presumible es que optimizemos el tiempo que dedicamos a cada tarea.
Pero en realidad no es así, nos perdemos en interminables reuniones, en contestar decenas de correos, muchos de ellos protocolarios, o en tener presencia en el lugar de trabajo por el mero hecho de estar, pudiendo resolver los problemas desde cualquier otro sitio.
Nos falta organización, gestión y priorización de tareas.
Cómo no recordar la época de exámenes, la época en que mirábamos los apuntes, su grosor, el número de hojas y decidíamos las asignaturas que estudiábamos primero, las que dejábamos para después, que nos resultaban más fáciles y las que ni mirábamos porque no había nada que hacer.
Decidíamos estudiar una semana, dos semanas antes, aprovechar a estudiar por la noche…
Pero hay que reconocer que no siempre daba resultado, no lo gestionábamos bien.
10.- Solución de problemas
A quién le gusta un profesional de marketing bien formado, con experiencia, creatividad, con pensamiento analítico, pero que sea una fuente de conflictos.
Tener la capacidad de analizar los momentos negativos y de encontrar las soluciones efectivas de forma calmada y, sobre todo, la capacidad de anticiparse a esos momentos, será una cualidad fundamental, sin la que, difícilmente podremos integrarnos en un equipo de trabajo.
Sí, seguro que lo recuerdas, siempre tenías en el colegio a alguno en la clase al que acudir cuando había problemas (cómo hacer los equipos, qué día poner el examen, quién se presentaba a delegado…), al que le pedíais opinión, porque, no sabías muy bien porqué, pero parece que tenía claro lo que había que hacer en cada momento, para que algo que tenía que funcionar, funcionase.
¿Y ahora qué?
Seguramente te hayas dado cuenta de que no dominas ni tienes todas estas habilidades y que, seguramente, puedes aportar otras o que tu mejor característica son las hard skills.
Es imposible manejar todas ellas, pero no es imposible analizar cuáles son tus puntos fuertes y tus puntos débiles y trabajarlos.
Lo importante es conocerse y tener la capacidad de trabajar con ahínco lo que necesitas y potenciar aún más lo que tienes.
Acuérdate de tu época del colegio, pasaste muchos malos momentos pero seguro que, con el tiempo y la distancia, estás orgulloso de cómo manejaste las situaciones.
Y de las que no fuiste capaz de gestionar de la mejor manera, seguro que aprendiste.